La Secretaría de Comunicación y Medios, a cargo del vocero oficial Manuel Adorni, tiene una dotación de personal de 208 agentes, si se toman en cuenta los puestos jerárquicos y los empleados rasos. Así lo informó el Gobierno en el informe de gestión que el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, presentó hoy en el Senado.
Dentro de la estructura que tiene nombrada Adorni, el personal con función ejecutiva (es decir, con cargo jerárquico) está integrado por un subsecretario, 20 directores y 12 coordinadores. Habitualmente, cada uno de estos “ravioles” del organigrama tiene, a su vez, un equipo de colaboradores.
El vocero, un protegido de Karina Milei y parte del círculo cercano al Presidente, tiene rango de ministro y fue ganando influencia a lo largo del primer año de gestión. Su crecimiento contrastó siempre con un par suyo en el organigrama, el secretario de Prensa, Eduardo Serenellini, que aunque también tiene rango de ministro (Karina quiso degradarlo sin éxito) no tiene, ni de cerca, las mismas atribuciones ni el mismo poder de decisión.
Serenellini, de hecho, tiene bajo su órbita una única subsecretaría que está a cargo de Javier Lanari, quien en la práctica es la mano derecha de Adorni y su coequiper en el trato con los medios de comunicación. Lanari tiene, a su vez, otras 60 personas a su cargo (por fuera de los 208 empleados del esquema de Adorni), que en su mayoría trabajan en lo que el Gobierno llama la “usina”, el área que se ocupa del clipping (un resumen con los recortes de publicaciones en medios que son de interés para la Casa Rosada) y de desgrabar los discursos de Milei.
“Manuel solo trajo a cinco personas propias, de afuera, que pasaron a ocupar cargos en su estructura. El resto en su mayoría son personas de carrera que ya trabajan en la Casa Rosada”, aseguraron muy cerca de Adorni.
La tarea más visible de Adorni son sus conferencias de prensa, en donde contesta preguntas de la prensa acreditada en la Casa Rosada, con un ida y vuelta ocasionalmente ríspido y con una defensa de las medidas del Gobierno con fuerte impronta ideológica. Además de esa puesta en escena, la Secretaría de Comunicación y Medios se ocupa de las transmisiones de los anuncios oficiales, la difusión de gacetillas de prensa, la formulación de spots, la administración de la pauta oficial, el manual de marca del Gobierno, la comunicación institucional y la coordinación de las vocerías de los ministerios.
Con la preponderancia que le da la gestión de Milei a las redes sociales (el Presidente dice que los periodistas son “delincuentes del micrófono”y que con las redes “se les terminó el privilegio”) dentro del equipo de comunicación oficial tiene especial gravitación el director nacional de Comunicación Digital, Juan Pablo Carreira, un ingeniero e influencer libertario, que hasta su nombramiento estaba escondido en la red social X detrás del seudónimo Juan Doe.
La estructura de Carreira cuenta con cuatro cargos jerárquicos: un director nacional, un director operativo y dos coordinadores. El Informe de Gestión presentado al Senado detalla que de momento, su cartera tiene dos puestos vacantes: el de director operativo de comunicación digital y el del coordinador de Administración y Planificación Logística. En su equipo, que está afincado en el Salón de los Próceres del primer piso de la Casa Rosada, se ven ingresar a diario otros tuiteros e influencers de la tropa mileísta como con Tomás Jurado, que en YouTube es @ElPelucaMilei, o Ezequiel Acuña (@ElPasanteok) que hace de puente con los medios públicos. Ellos administran, entre otras, las cuentas @OPRArgentina, @Voceria_Ar y @CasaRosada.
Debajo de Carreira está nombrado Iván Gómez como coordinador de Gestión de Comunicación Digital, cuya principal tarea es difundir reels y videos para las redes sociales oficiales. No se trata de un desconocido en el ecosistema de influencers libertarios: supo manejar los contenidos virales de La Misa, el programa que el Gordo Dan (Daniel Parisini) transmitía por YouTube antes del triunfo de Milei.