Urribarri, uno de los ejes de la campaña de Scioli.

La estrategia del Frente Para la Victoria

Según Diario Perfil el gobernador entrerriano es uno de los que le aporta peso político al candidato a presidente del PJ.

El equipo de Daniel Scioli va mostrando sus fichas, hasta hace poco era sólo su jefe de Gabinete Alberto Pérez, quien enarbolaba la bandera de defensa de la candidatura del gobernador bonaerense.

El propio candidato, en la medida que federalizaba su presencia fue comprometiendo participación a otros actores de la vida política; eso se plasmó en su propia expresión «tenemos una visión muy federal de la Argentina, a diferencia de otro espacio político, con ideas distintas y con otras prioridades», en función de la escasa representatividad territorial del PRO de Mauricio Macri.

El mentado «Gobierno Federal» propuesto por Scioli se fue corporizando con el corres de los días y promete ser una herramienta doble propósito hasta las elecciones de octubre: lanzar propuestas de gobierno que contengan la amplia base social que acuerda con el modelo y también defenderse de las críticas que provienen de la oposición política y mediática. Está claro que el ex motonauta viene cruzando positivamente barreras dentro del propio FPV, pero su figura no tiene el magnetismo de Cristina Fernández de Kirchner especialmente en los sectores que demandan un compromiso ideológico más fuerte con la gestión.

Por eso no extraña que Scioli esté rodeado de figuras de gobernadores que, además de otorgarle presencia real en el territorio, le van dando una gran mayoría de victorias en sus distritos; se agregan personalidades ligadas al gobierno bonaerense (el caso del nombrado Alberto Pérez), pero también de la rama sindical, como así también funcionarios del gobierno Kirchnerista, que actúan a modo de escudo u ofensiva según ameriten las circunstancias.

En esa línea se pudo ver claramente el protagonismo de Sergio Urribarri y Juan Manuel Urtubey en los medios masivos de comunicación, ambos estuvieron en función del resultado de las PASO de agosto dónde el FPV quedó en el umbral de ganar en primera vuelta, pero también aportando peso político y una barrera refractaria a las sucesivas denuncias de la oposición sobre el resultado de los comicios.

La posición política se leyó cristalina en las palabras del gobernador entrerriano hablando sobre la elección tucumana, cuando dijo que «la responsabilidad de Macri y de los dirigentes de la oposición es reconocer su derrota, porque esa es la voluntad del pueblo tucumano».

La línea discursiva de Urribarri se empalma con la idea que maneja el equipo de campaña del oficialismo: el PRO y otros sectores de la oposición pretenden generar un clima de sospecha generalizado ante la elección del 25 de octubre, que en general no se ajusta a los resultados conocidos luego de abrir las urnas, sino en función de la necesidad de oradar la gestión de Cristina Fernández de Kirchner que llega con fuerte aprobación al final de su mandato.

Para eso los grandes medios y las denuncias en las redes sociales actúan como combustible en las protestas sociales (como en Tucumán), en donde se pudo ver tristemente un reflejo de otras épocas con la represión policial; sin embargo esas denuncias están más cerca de la campaña sucia que el mismo Scioli denunció, ya que no llegan como denuncias formales ante la Justicia Electoral.
La presencia de los jefes políticos, más un amplio abanico de opiniones que actúen de manera propositiva a la hora de analizar propuestas, es leído en el entono de Daniel Scioli como un eslabón imprescindible para lograr unificar el mensaje del Frente para la Victoria.

Cerrado el capítulo de la comunicación y con una acción fuerte en la provincia de Buenos Aires del propio candidato que va en busca de un resultado contundente, estiman que están dadas las condiciones para sortear la segunda vuelta que pronostican algunos encuestadores.

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