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«Lo que hasta ahora prevaleció era el dedo de quien tenía la firma de las chequeras y así terminaba la historia, de que usted elige diputados, legisladores, sin la posibilidad de emitir su opinión y que de última respondan a quienes son los dominantes de turno», aseveró Emilio Martinez Garbino a Raddio RD 99.1
Yo creo que el sistema electoral argentino, el sistema político, no hablemos en particular de Entre Ríos, sino en general, es anacrónico.
Yo creo que hay que ir a la boleta única, eso evita todo tipo de extorsión o de manejo que genera a veces dudas, de cómo se reparte, a quién le llega la boleta, a quién la tiene antes, eso enturbia. Quizá en otro momento se justificaba, o fue un avance, pero hoy, con las herramientas tecnológicas que tenemos, creo que podemos avanzar enormemente para que realmente el voto transmita más genuinamente la intención del votante
hoy, como está estructurado el sistema, hay una fuerte intermediación. Yo participé hace años, para que veamos en qué situación nos encontramos en la Argentina y con qué país yo voy a hablar, en el año 1994, fui veedor por las Naciones Unidas en las elecciones presidenciales de Panamá. Año 1994. O sea, 30 años. En Panamá se votó con boleta única de papel.
Creo que el sistema electoral actual como está, y con todo lo que le precede, las internas, etc., como en las cartas orgánicas de los partidos, están todos enfilados, ordenados a mantener las estructuras existentes.
Yo tuve la experiencia del PJ, en el 91 o 95, con las internas abiertas. Y bueno, de alguna manera nosotros habíamos hecho una agrupación que era Militancia Peronista, que tuvo su ramificación en casi todas las provincias, nos presentamos y prácticamente ganamos casi todos los departamentos. Logramos la intendencia del Concepción del Uruguay, de Colón, de Gualeguaychú, por decir algunas. Eso abrió un fuerte debate. Entonces, para evitar toda esa dispersión, entre comillas, o supuesta dispersión, o rebeldía, se genera la Ley Castillón.
A partir de ahí prácticamente las internas no existieron más. Lo que prevalecía era el dedo de quien tenía la firma de las chequeras. Y así termina toda esta historia. Que usted elige diputados y legisladores sin la posibilidad de emitir su opinión y que de última respondan a quienes son los dominantes de turno.
El peronismo está en la horizontalidad. O sea, yo distingo bien lo que es la estructura justicialista, que cada vez se alejó más de la esencia peronista de lo que es el peronismo. Ya sea a nivel provincial y a nivel nacional.
El momento peronista para mí tiene una vigencia, por supuesto. No es repetir de memoria las 20 verdades ni hacer el ruido con el bombo. Es aggiornando ideas y conceptos. Pero en una sociedad tan individualista, tan de plástico, tan líquida como hoy, el peronismo es la antítesis. Es el humanismo Y creo que si hay una doctrina en la Argentina que de alguna manera encarnaba eso, fue la doctrina peronista. Que habrá que actualizarla, por supuesto. Que hay mucha gente intelectual del peronismo que hace ese esfuerzo. Lo que pasa es que los tienen allá olvidados en un rincón.
Esto de tirar viejos por la ventana no existe. Cada vez el nivel de supervivencia de la gente es mayor. Fíjese que en el último padrón del censo argentino, calculaba que la población centenaria de la Argentina iba a llegar a los 9 mil y llegamos a los 16 mil. O sea, que las expectativas de vida se han ensanchado enormemente. Eso genera una población de cierta edad que lentamente se va convirtiendo en mayoritaria. Es decir, usted no puede desplazar gran parte de la sociedad por una cuestión etaria. O sea, y acá lo que ha faltado es el diálogo intergeneracional fundamental.
¿La excusa es decir que hay que darle paso a las nuevas generaciones? Hace rato que se viene escuchando eso, y si rastrea los municipios de Entre Ríos para no ir tan lejos, se va a encontrar que hace años fueron jóvenes quienes fueron tomando los comandos, después se perpetuaron en el poder. Eso fue lo que pasó. O sea, los vicios que decían condenar, después los asumían como propios. Y se perpetuaban en repeticiones de mandato.
Ni el peronismo ni el radicalismo van a morir, forman parte del ADN cultural argentino. Que pasen por profundas crisis, bueno, pero no van a desaparecer, porque responden a un ADN cultural. Argentina en eso se destaca de Brasil, o Perú, Bolivia… Porque tienen corrientes políticas históricas que tienen que ver con el desarrollo del país. El peronismo pasará por crisis, como ha pasado el radicalismo, pero tarde o temprano van a resurgir. Además, no son contradictorios, son complementarios, porque históricamente representaron no intereses que se excluían, sino intereses diferentes que otra cosa.
Yo creo que es demasiado pronto para hacer un juicio de la actual gestión. Si bien uno apoyó a Rogelio Frigerio, a su figura como candidato a gobernador, porque esto quiero aclararlo, el ETER (Entre Todos Entre Ríos) es un intento, desde el peronismo, de aportar a un proyecto plural. Pero nuestro compromiso va con la provincia, nada más. A nosotros no nos involucra ni nos compromete cualquier compromiso político que haga la provincia a nivel nacional. En eso tenemos la suficiente libertad y crítica para realizar. Pero hay que esperar a los gobiernos locales, porque evidentemente que hemos vivido seis meses de incertidumbre, de fragilidad, que nadie sabe dónde está parado, con qué fondo va a contar. Quizás ahora los pretextos de haberse aprobado esta ley base se acaben. Yo no sé qué otros pretextos van a utilizar para decir que no se pueden hacer las cosas.
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