Un violento y escalofriante hecho delictivo ha sacudido la tranquilidad de la ciudad de La Paz, en la provincia de Entre Ríos, luego de que una funcionaria de la Policía fuera brutalmente atacada por un grupo de tres individuos en las inmediaciones de la Plaza Belgrano.
El suceso, que tuvo lugar durante la noche, ha generado preocupación e invita a una profunda reflexión sobre las condiciones de seguridad que enfrentan los uniformados en sus tareas de prevención.
El ataque y el secuestro del miedo
Según la información que trascendió a través de gacetillas policiales y fuentes cercanas al hecho, la mujer policía se encontraba sola, cumpliendo su servicio de guardia en la zona de la Plaza Belgrano.
El ataque se desencadenó cuando la agente realizaba una recorrida en las proximidades de la Escuela Nro. 109 Carlos Daniel Vila. En ese momento, fue abordada con extrema violencia: un individuo la forcejeó por la espalda, la abrazó y la arrastró con brutalidad hacia un descampado aledaño. La escena, digna de una «película de terror» según los testigos de la información, se agravó al llegar al terreno baldío, donde la esperaban otros dos cómplices.
En medio de la desesperación, la mujer policía fue agredida y despojada de su arma reglamentaria y su teléfono celular, un botín que evidencia la doble intención del ataque: el robo y la inhabilitación inmediata de la funcionaria. Tras el violento asalto, los tres agresores se dieron a la fuga.
«Lesiones Leves» y Reflexión Urgente
La funcionaria fue rápidamente asistida y trasladada al hospital local. El parte médico preliminar constató que, por fortuna, la víctima presentaba «lesiones leves». Este resultado, calificado como una «gracia de Dios» por fuentes cercanas a la fuerza, no minimiza la gravedad de lo vivido, especialmente el trauma psicológico que conlleva ser arrastrada y atacada por tres personas en un lugar aislado y a medianoche.
La Fiscalía en turno tomó intervención de inmediato, disponiendo las actuaciones correspondientes para investigar el brutal ataque e intentar dar con el paradero de los «degenerados», como han sido calificados los agresores en el ámbito policial.
El hecho reabre el debate sobre la seguridad del personal policial que debe cubrir zonas potencialmente vulnerables, y la necesidad de revisar los protocolos de guardia, especialmente cuando se trata de agentes que patrullan en soledad en horarios nocturnos.
La comunidad de La Paz, al igual que la fuerza policial entrerriana, permanece en alerta y a la espera de novedades sobre la investigación que busca identificar y capturar a los responsables de este inaceptable acto de violencia.
