Un relato imperdible.
A continuación, se reproduce textualmente una carta de una lectora que llegó a este Portal:
Cuento de Hadas y Princesas
Había una vez, en un pueblo de siete colinas rodeado por hermosas Islas situado al sur de una Provincia muy próspera, una niña muy avara que con trajes elegantes, tono amable y discursos encantadores deseaba ser congraciada por todos los habitantes y así poder ascender al reino para conquistar riquezas, poder y ser alabada.
Esa niña era, ni más ni menos, que la hija de quién alguna vez reinó en esa ciudad. Un Rey que fuera muy respetado, que se dedicó a ayudar a todo su pueblo congraciándolo y atendiendo sus pedidos, en especial el de los más necesitados.
Con el paso del tiempo, la niña creció y decidió emigrar a la capital de esa provincia para graduarse con honores y así volver a su ciudad para que todos los ciudadanos le hicieran reverencias igual que a su padre.
Así fue que, rodeada de monigotes y bufones, la hija pródiga decidió salir a recorrer la ciudad para ganarse la confianza y llegar a dirigir los destinos de la ciudad, pero los pueblerinos que la conocían desde niña, inmediatamente notaron que sus deseos de poder y avaricia seguían intactos. Cada cuatro años intentaba, una y otra vez, convencer con sus discursos pero no lo lograba y eso la frustraba de sobremanera.
Entonces, deseosa de poder, decidió volver a la gran ciudad y allí acudió al palacio central, escaló y consiguió una posición privilegiada. Desde allí, con todos los recursos a su merced, repartió bondades y logró ser la mujer más conocida y poderosa de toda la provincia.
Con todo el poder a su favor, su avaricia la traicionó. Quiso conquistar por última vez su pueblo natal, desembarcando con promesas y regalos. No obstante, le ordenó a sus monigotes y bufones que repartieran sólo parte de las riquezas, porque debían guardar un porcentaje para mantener los lujos de la corona.
Lamentablemente, con todo a favor no pudo seducirlos ya que los pueblerinos no se dejaron convencer, lo que provocó su furia y sed de venganza, debiendo alejarse nuevamente.
Con el paso del tiempo, los pueblerinos comenzaron a recibir reclamos y exigencias para que devolvieran todos los regalos que la joven les había prometido en la última ocasión. Plebeyos humildes, pueblerinos destacados y hasta algunos fallecidos en su lecho de muerte seguían recibiendo las demandas.
Así fue que el pueblo indignado exigió respuestas, la desconfianza se apoderó de la ciudad y la joven de bonito discurso tuvo que dar explicaciones, pero sólo atinó a desligarse y acusar a sus bufones por sus promesas, pero su pueblo jamás le creyó.
4 comentarios
MAS QUE HADAS Y PRINCESAS ESTA MINA ES «BRUJA Y CRUEL»
Debería estar Nominado al Premio Fray Mocho 2021 aunque sabemos que no va a ganar jajajaja
La cantidad de empleados inútiles que tiene a su alrededor, es increible. En el Senado ya no entran más empleados, por eso no van a trabajar nunca.
NADIE ES PROFETA EN SU TIERRA