Grande fue la sorpresa de tres altos funcionarios de Varisco cuando vieron que habían “quebrado” a importantes figuras de la lista rival.
El miércoles pasado se dio un hecho excepcional en la política entrerriana y, más particularmente en la paranaense, en el barrio de Bajada Grande.
Tres altos funcionarios del municipio muy cercanos al intendente Sergio Varisco se sorprendieron enormemente cuando entraron al club en el que realizaban un acto y vieron que estaba lleno de peronistas.
El sobresalto inicial se convirtió en alegría cuando divisaron entre los presentes a importantes dirigentes e incluso integrantes de la lista contraria a la de Varisco.
Los tres radicales eran el concejal y compañero de fórmula de Varisco, Carlos González, el candidato a diputado por Cambiemos Eduardo Solari, y el secretario legal del municipio, Walter Rolandelli, primer nombre en la lista de ediles del intendente.
Entre los peronistas se encontraba el candidato a concejal de Adán Bahl, Nicolás Mathieu, y varios dirigentes de la zona de Bajada Grande.
Los correligionarios, al verlos, inflaron el pecho orgullosos de haber “quebrado” a importantes figuras del principal adversario de Varisco.
“Mathieu se pasó a nuestro lado”, se codeaban y murmuraban unos a otros felices con esos pases e imaginando una clara victoria electoral el 9 de junio.
Pero los militantes y dirigentes justicialistas también creyeron que los otros se habrían peleado con el intendente y se habían acercado hasta allí para “rendirse”.
Por eso, se pusieron felices, ya que Varisco suele hacer alarde en sus actos políticos de la gran cantidad de militantes justicialistas que apoyan su candidatura.
Con más desconcierto que provocación, comenzaron a preguntarles qué hacían allí, por qué estaban en un acto peronista.
Confundidos con esa afirmación, los radicales juraban y perjuraban que ese era el lugar de un encuentro de militantes de la UCR.
Hubo un intercambio de preguntas y respuestas que parecían no tener sentido cuando desde ambos bandos proclamaban que ese era “su” acto.
Finalmente, luego de la sorpresa y el desconcierto inicial y luego de varias llamadas a otros dirigentes radicales, se llegó a la conclusión de que, efectivamente, allí, en el club Bajada Grande, se realizaba un acto justicialista.
El encuentro de la UCR, en cambio, se realizaba a cincuenta metros de ese lugar, en el club de Veteranos de Bajada Grande.
El parecido de los nombres y la cercanía de ambas instituciones provocó el cómico episodio que hizo que los dirigentes radicales creyeran que habían logrado “quebrar” a importantes figuras de la lista rival.
Todo terminó de la mejor manera y, entre bromas, abrazos y fotos, González, Solari y Rolandelli se despidieron y se encaminaron, esta vez sin equivocaciones, hacia el acto radical, con una jocosa anécdota para contar a sus correligionarios.
4 comentarios
que seguramente en la otra reunion habian 15 ja ja ja pobres los funcionarios municipales ja ja
Es verdad, pero si hay algo que rescatar de la UCR es que al menos tienen la misma camiseta puesta desde el 83. Nico se puso tantas camisetas ya que no sabe con cuál salir ahora.
El problema cuando no se conocen los barrios
Hortenzio, se pusieroin la camiseta de Macri…. mejor dicho Macri los usa de profilactico jajajaja y son unos corderitos , haciendo todo lo que pueden en contra de la gente, caracteristica historica de la UCR eso si lo hacen desde siempre , la camiseta que tienen de siempre es la de cagarse en el pueblo y la defiendennnnnnn jajajajajajaja