Con la memoria frágil, el gobernador se olvida que a 30 metros de su casa actuó una banda tipo comando con un claro mensaje mafioso, un grave hecho por el cual no se tuvo que lamentar víctimas fatales porque nadie se resistió
La rapidez con que la fuerza entrerriana pudo dar con los peligrosos gitanos acusados de asesinar al funcionario Yadón y al diputado Olivares deja en claro que cuentan con las herramientas para dilucidar los delitos aunque solo para la tribuna nacional, en la Provincia la seguridad brilla por su ausencia.
El jueves pasado el país se mostraba conmocionado por terrible atentando en el Congreso contra el asesor Miguel Yadón y el diputado nacional riojano, Héctor Olivares. Una balacera que terminó con la vida de Yadon, casi en el acto, y días posteriores con la del legislador.
Desde las mafias, pasando por un ajuste de cuentas y llegando a una venganza pasional, fueron las hipótesis que se barajaron coincidiendo, más allá de las versiones, que se trató de un hecho gravísimo por la zona donde se ejecutó, por la institucionalidades de las victimas como también por la impunidad y consecuente peligrosidad que mostraron los delincuentes que pudimos verlos alejándose del lugar del hecho serenos.
Inmediatamente comenzó la intensa búsqueda del automóvil que quedó registrado en las imágenes como también de los sospechosos.
El principal, Juan “El Gitano” Fernández fue detenido por la policía entrerriana en Concepción del Uruguay, cuando intentaba cruzarse a Uruguay.
A partir de allí, comenzaron a darse una serie de eventos curiosos, o al menos que llamaron la atención en cierto sector de la sociedad entrerriana.
De inmediato, conocida sobre la detención, la ministra de seguridad nacional, Patricia Bullrich, felicitó a la Policía de Entre Ríos y a la ministra de gobierno, seguridad y justicia entrerriana, Rosario Romero.
Luego fue el turno de la ministra que felicitó a la fuerza que conduce para finalmente sumarse el gobernador Gustavo Bordet a aplaudir a la fuerza entrerriana “por su alto grado de profesionalidad” y por evitar “que por pocas horas no se fugue del país este delincuente”.
Agregando “Algo que siempre he destacado es el hecho de que los controles que se realizan en nuestras rutas tienden justamente a atrapar personas que están al margen de la ley”.
Manifestaciones y felicitaciones llamativas la de la funcionaria nacional como la del mandatario provincial pero principalmente de este que no hacen más que generar una gran preocupación por los graves hechos que suceden en la provincia, con tintes mafiosos, que no solo no se han develado o esclarecido sino que da la sensación, por las dilaciones, que intentan ocultarse u obstruirse.
El viernes 25 de enero, una peligrosa banda de delincuentes ingresaba al edificio ubicado a 30 metros de la residencia del gobernador en plena luz del día para, luego de haber mantenido amedrentando y prácticamente en cautiverio a una persona por casi 5 horas, hacerse de un curioso motín el cual no incluyo, en su intención de apoderamiento, dinero, sino exclusivamente el maletín.
Una banda que demostró una logística propia de profesionales, que demostró un enorme conocimiento de los lugares donde estaban ubicadas las cámaras de seguridad en toda la zona, como también, y aquí un dato llamativo, que no fue divisada o no quiso ser divisada por la policía que custodia el inmueble del mandatario, manifestando también, la banda, un despliegue tecnológico enorme.
Un hecho grave, no solo por el pleno conocimiento de la zona, el lugar, las cámaras, como también por la logística y elementos tecnológicos utilizados para perpetrarlos, sino porque manifestó un amedrentamiento, con claros tintes mafiosos hacia el director de este medio y su familia.
Hay que manifestar aquí que uno de los delincuentes se paseó por el departamento en busca del maletín, ingresando a las habitaciones incluso de los hijos, todos ellos menores de edad, teniendo ahora pleno conocimiento de quienes conforman la familia como también los sus relaciones más cercanas.
No es un dato causal que los delincuentes no han buscado dinero, es más, habiéndolo divisado eligieron no llevárselo, el objetivo exclusivamente fue el maletín.
Dentro del mismo, había dinero si, poca cantidad, pero lo más importante en su interior lo constituía documentación en original sobre un grave hecho de corrupción que involucra a uno de los funcionarios provinciales de mayor importancia en la actual gestión como también a un polifacético empresario.
Como acotación de relevancia vale mencionar que aquel funcionario sabia de la existencia de la documentación en poder del periodista.
Un claro mensaje mafioso contra el director de este Portal, su familia y los trabajadores que conforman su staff: “mira como nos metemos a tu casa en plena luz del día, con una fuerte custodia a pocos metros, con cámara de seguridad, recorremos todos los recovecos de tu casa y nos metemos en las habitaciones de tus hijos, con total impunidad”
A pesar de esto, para sorpresa de la víctima, el comisario Jurajuria, jefe de investigaciones de la policía de Entre Ríos que llegó al puesto por su estrecha cercanía al gobernador, salía en todos los medios a manifestar que se trató de “un mero cuento del tío”, restándole gravedad al hecho y minimizando la situación.
Es conocido por todos sobre cómo se ha naturalizado ese tipo de delito, constituyendo incluso un ilícito que hasta da vergüenza denunciar, en todos los casos porque las víctimas se sienten tontas de haber caído en la mentira propinada por los delincuentes.
Sin embargo, del expediente, no surgía tal hipótesis, es más, entre de varios de los sospechosos de este grave ilícito que esconde un mensaje mafioso existen conexiones con varias instituciones del estado provincial.
Incluso, según la información que ya fue puesta en conocimiento de la fiscalía, surge el nombre de un conocido vendedor de datos a la policía, en la jerga “topo” y, como si faltaba más, hay versiones que indican que el delincuente que ingresó al edificio para hacerse del maletín – el cual a pesar de tener su rostro, su peso, altura y demás rasgos aún no ha sido ni siquiera identificado por la policía- sería un integrante de la fuerza policial.
La gravedad del ilícito es manifiesta en sí, agravándose por la actuación de gran parte de la policía que ha intentado con éxito dilatar el caso en el tiempo para impedir su esclarecimiento, sumándose las hipótesis que va tomando peso de vinculación entre los delincuentes y la fuerza de seguridad de la provincia, como también el tiempo que lleva recolectar pruebas.
Abona en la dilación el tiempo transcurrido, más de cuatro meses desde el ilícito, el largo tiempo que de transcurrir para recolectar las pruebas, como ejemplo, dos meses para remitir un informe sobre las líneas telefónica, otro tanto para que la policía de entre ríos le solicite las cámaras de seguridad a los vecinos teniendo los mismos pleno cono miento que los registros fílmicos se pisan.
Como asimismo la respuesta dada por gendarmería al ser requerida para la identificación del delincuente filmado “no lo conocemos”, respuesta que llamativamente se otorgó al otro día de ser oficiada.
Un ilícito en el que se desnuda la inacción de la Policía como también la falta de herramientas de un sector de la fuerza y de la fiscalía que quiere actuar pero que se le pone cuesta arriba, piénsese por ejemplo en que aun a 4 meses, no se ha realizado ni siquiera una pericial informática sobre un teléfono secuestrado a los pocos días del hecho, como también el hecho de que a pesar de contar con la imagen de uno de los delincuentes – registro recabados por los propios damnificados no por la Policía- la misma no corre entre las fuerzas con mi misma premura que con los asesinatos en el Congreso.
Si, seguramente acá dirán que no es lo mismo un maletín que la vida de dos personas, es cierto, no lo es, pero en el ilícito a 30 metros de la casa de Bordet no se lamentaron víctimas fatales porque nadie se resistió.
Por eso llama la atención que el gobernador Bordet felicite a la Policía, cuando hace más de cuatro meses que se cometió este grave ilícito a 30 metros de su casa y de las constantes dilaciones que demuestra la fuerza de seguridad como también la falta de herramientas con que cuenta la fiscalía para esclarecer este y otros tantos delitos también graves que día a día que sufren los entrerrianos.
Un gobernador que, contradictoriamente, a los pocos días de felicitar y aplaudir la actuación policial, contrata a una consultora con el objeto de que los entrerrianos den su opinión sobre cómo la seguridad en Entre Ríos y de si la misma ha aumentado o disminuido en estos cuatro años, reconociendo encima que es uno de los problemas que mas afectan.
Un gobernador que parece haberse olvidado al felicitar a la policía de Entre Ríos que las cifras de los hechos ilícitos en la provincia van aumentando significativamente año tras año, no siendo para nada casual que los datos oficiales sobre la seguridad no se actualicen desde el 2016, lo cual repercute en los índices nacionales:
Por el momento estas son las cifras oficiales que este Portal pudo recabar aunque hay que aclarar que a la fecha los porcentajes se han acrecentado:
– La cantidad de hechos delictivos en general en la provincia de Entre Ríos aumentó un 20,66%
– La cantidad de delitos contra las personas en la provincia de Entre Ríos aumentó un 3,08%
– La tasa de homicidios dolosos cada 100.000 habitantes se incrementó un 18,75% en Entre Ríos entre 2015 y 2018. Si comparamos 2018 con 2017, en Entre Ríos aumentaron aún más, el 58,33%. El año pasado nuestra provincia estuvo entre las 5 peores a la hora de considerar este indicador.
– La tasa de violaciones cada 100.000 habitantes aumentó en Entre Ríos un 25,80%.
– Los delitos contra la propiedad en Entre Ríos aumentaron un 23,48%.
– La tasa de robos cada 100.000 habitantes en Entre Ríos aumentó un 7,64%.
– La tasa de hurtos cada 100.000 habitantes en Entre Ríos aumentó un 30,98%.
– El Índice de Calidad Institucional de la Seguridad Pública Provincial (ICISSP) es un indicador que intenta evaluar en qué medida la legislación provincial se ajusta al conjunto de normas e instrumentos de Derecho internacional que constituyen una referencia para las instituciones de seguridad ciudadana. Entre Ríos obtuvo una puntuación de 2,6 del índice compuesto, lo que la ubica entre las 6 provincias con desempeño más bajo para este indicador.
Las estadísticas hablan por sí solas.

6 comentarios
EN ESA ENVCUESTA FALTA TODOS LOS DELITOS, HURTOS, ARREBATOS QUE NO SE DENUNCIAN PORQUE LA VERDAD QUE LOS CIUDADANOS SABEMOS QUE NO SE HACE NADA Y LOS QUE TENEMOS QUE ANDAR DE LOCOS CUANDO DENUNCIAMOS SOMOS LOS MISMOS DAMNIFICADOS
Pero David, usted sabe como realmente fueron los hechos<???' estos delincuentes pernotaron aca sin ser ni vistos ni buscados por nadie, un vecino que vio algo sospechoso en esa casa denuncio a los policias eso, y ellos fueron a investigar y ahi los enciontraron asi que dejen de mentir señores que los policias no hacen nada sino fuera por este vecino jamas lo hubieran encontrado. ASsi fueron las cosas, la ministra sabe muy bien
PERO QUE HABLAN ESTOS CARADURAS, ESTOY ARTA DE QUE ME ROBEN A MI, A MI FAMILIA, VECINOS, NO SE PUEDE SALIR DE NOCHE, ESTAMOS CADA DÍA PEORES Y NO HACEN NADA
estoy mirando la tele y roban hasta una bomba de insulinaaa y hablan de seguridad, jajajajajaja son unos HDP no podemos salir a la calle, a mi vecino le robaron la moto y todavia no la pago era para laburar y ni se calientan porque son todo una banda de delincuentes
VIERON TODOS COMO CUANDO LES HACEN ALGO A ELLOS A LOS POLITICOS LAS COSAS SE ESCLARECEN INMEDIATAMENTE????????????????????????????? ESO QUIERE DECIR QUE CUANDO QUIEREN, PUEDEN!!!!!!!
Sr gobernador y Sra ministra:
Mi nombre es Cristina, soy vecina de Paraná, de la zona de Ramírez y Nogoyá. Acá en Ramírez es prácticamente imposible, para las que tenemos un poco más de edad, salir a hacer las compras de la cantidad de arrebatos que se producen, sobre todo a la hora de la siesta, ni hablar a la nochecita. Les suplico que hagan algo al respecto, prácticamente estamos de rehenes, no podemos salir a la calle porque nos exponemos no solo a que nos roben lo poco que tenemos sino también a que nos arrastren por la vereda.