Los privilegios que da el poder

No solo vacunas, autos cero kilómetro, contratos y reuniones sociales, el poder también da el privilegio de ir a la cancha en pandemia.

Entre las tantas actividades de la “normalidad” que la pandemia le arrebató al mundo, los amantes del deporte en general y los del futbol en particular, lamentan no poder ir a la cancha desde hace más de un año y medio.

Para muchos, ir al estadio no es solo ir a alentar al equipo de los amores, sino que también puede ser una salida con seres queridos, un desahogo de los pesares de la vida cotidiana, un escape de la rutina, una diversión, una juntada con amigos, y mucho más.

Sin embargo, debido a las medidas impuestas por la pandemia y a la necesidad de evitar contagios de coronavirus, hoy ir a la cancha es para el común de la gente solo un anhelo.

No ocurre lo mismo para los que cuentan con los privilegios que otorga el poder.

Mientras el hincha de siempre tiene que comerse hasta los codos escuchando la radio o viendo el partido por la tele, el lujo de ir a la cancha se lo pueden dar muy pocos, gracias a las vinculaciones de la política.

El poder ya no solo les otorga a funcionarios y parientes el privilegio de vacunarse antes de las personas de riesgo y el personal de salud. Ya no solo les permite reunirse violando todos los decretos y protocolos sin ninguna consecuencia y en total impunidad, ya no solo consiste en manejarse en autos oficiales como si fueran propios o cobrar contratos de la Legislatura a nombre de otro.

Ahora, el poder le permite a ese puñado de privilegiados darse un gusto con el que una grandísima parte de la población solo puede soñar: el de ir a la cancha.

Uno de los integrantes de esa mimada casta es el titular del Tribunal de Cuentas: Diego Lucio Nicolás Lara, ex diputado provincial, ex intendente de María Grande, eterno funcionario público.

Diego Lucio Nicolás hizo el pasado martes lo que desde hace más de un año y medio tiene prohibido cualquier vecino de esta provincia y del país: llevó a su hijo a la cancha.

El presidente del Tribunal de Cuentas estuvo en las plateas del estadio Presbítero Bartolomé Grella viendo el partido entre Patronato y Banfield, por la jornada 8 de la Liga Profesional de Fútbol Argentino.

No contento con violar el protocolo que asegura que el público en general tiene prohibido el ingreso a las canchas de fútbol de todo el país, el eterno funcionario publicó su impune acto en sus cuentas de las redes sociales.

Obviamente, desde su vida de lujos, totalmente ajena a los avatares de la vida cotidiana de los vecinos de a pie de la provincia, el ex diputado no previó la oleada de comentarios de repudio y de rechazo que inundaron su publicación.

Tal fue la bronca generalizada que se generó, que Lara tuvo que borrar los cientos de comentarios que le manifestaban la bronca, y bloqueó la posibilidad de que otros usuarios pudieran dejar sus comentarios.

Es más, muchos periodistas que suelen cubrir a Patronato y que lo hacían desde el estado antes de la pandemia, hoy no pueden ejercer su labor desde el lugar de los hechos debido a las restricciones.

Algo similar le ocurrió a la periodista de Paraná Claudia Martínez, que dio a conocer que no ella también quería ir a la cancha y no pudo, mientras otros, como Lara, estaban allí de paseo, ya que el funcionario, por ejemplo, ni siquiera es hincha de Patronato.

Esos son los lujos que otorga el poder en esta provincia: el de acceder a estilos de vida, lujos y privilegios que para toda la población son inaccesibles. Y, por supuesto, con total impunidad.