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El ahora exministro de Infraestructura nunca explicó cómo iba a lograr que constructoras y desarrolladores inviertan en proyectos en ejecución que dejó la gestión anterior. Intendentes dicen que la situación con los contratistas se torna compleja.
La salida de Guillermo Ferraro del Ministerio de Infraestructura de la Nación en medio de versiones de una supuesta filtración de información por parte del exfuncionario, sembró incertidumbre sobre el futuro del esquema de iniciativa privada para obra pública que se pensaba para esa área.
Actualmente hay en ejecución en todo el país unas 2185 obras y poco más de 96 mil viviendas, las que según fuentes nacionales, provinciales y municipios, presentan en buena medida un “estado de paralización total” desde hace meses, incluso antes de la llegada de Javier Milei al poder. Una situación que preocupa a contratistas y miles de obreros.
El Presupuesto 2024 para Obras Públicas y Viviendas no alcanza para terminar estos proyectos. A modo de ejemplo, el área de Hábitat y Vivienda que conduce Héctor Lostri cuenta con un total de U$S374 millones y se decidió que con presupuesto propio solo se terminen las casas que estén en un 80% de avance físico y para el resto se buscará financiamiento privado.
En el Ministerio se estaba trabajando para anunciar en febrero cómo sería ese esquema de iniciativa privada para atraer constructoras y desarrolladores que terminen no solo viviendas sino acueductos, rutas, autopistas, centros de Desarrollo Infantil, entre otras obras, pero la posibilidad de que Infraestructura se convierta en una secretaría y que quede bajo la órbita de Economía vuelve a colocar un signo de pregunta sobre la continuidad de estos planes.
En medio de la salida de Ferraro, el gobernador Axel Kicillof se encargó de recordar que solo en la provincia de Buenos Aires hay unas 1000 obras en ejecución que, según señaló, están interrumpidas o abandonadas en diferentes municipios bonaerenses.
La cuestión de las obras no es menor porque comenzó a circular en el Gobierno la versión de que la salida de Ferraro respondía a una necesidad de que la famosa frase “no hay plata” se aplique en su máxima expresión. El ministro de Economía Luis Caputo tendrá la botonera para decidir cuándo y cómo se eyectan esos fondos y a quienes. Allí aparecen los gobernadores en escena, ávidos de culminar los proyectos inconclusos en sus provincias. ¿Será una manera de ejercer mayor poder sobre los mandatarios provinciales para que acompañen la Ley Ómnibus?
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